El Dr. Salvador Castro, de 55 años, partió hacia la vida eterna el día Miércoles 30 de Diciembre de 2020 en el estado de Texas, Estados Unidos. Lo precedieron en el camino su madre Celeste Barrios de Castro y su padre Salvador Edmundo Castro. Sus abuelos paternos y maternos.
Le sobrevive su esposa Dra. Glenda Montufar de Castro, sus hijos Bryan, Javier y Allan. Sus hermanos Mirza, Juan Carlos, Telma, Luis y demás familia.
Nació en la ciudad de Guatemala el 03 de Agosto de 1965. Fue el segundo hijo de Salvador y Celeste Castro. Vivió parte de su infancia en la colonia Primero de Julio, en su casa familiar; en donde desarrollo lazos fraternales con sus amigos Carlos Ajanel, Ervin Ponciano, Jaime Quiroz, entre otros.
A la edad de 04 años inicio sus estudios en la escuela primaria. Se graduó del Instituto Privado José Martí como Bachiller en Ciencias y Letras a la edad de 15 años. A los 16, ingresó a la facultad de Ciencias Médicas de la gloriosa Universidad de San Carlos de Guatemala. Sus compañeros en ese entonces lo apodaron “Niño” debido a su inusual y corta edad para ese nivel académico. Obtuvo el título de Médico y Cirujano a la edad de 22 años, posicionándose dentro de los primeros 25 lugares de su promoción. A los 27, completo su especialización como Ginecólogo y Obstetra siguiendo su deseo de “ayudar a traer vida a este mundo”.
A lo largo de su carrera como médico ayudo a muchas personas a recuperar su salud. Fue instrumento del creador y tenía el don de la sanación con el cual toco muchas vidas. Fue fundador de 03 sanatorios privados: Centro Especializado de Urgencias Médicas (CEUM), Sanatorio La Vid y Sanatorio Ciudad Nueva; los cuales bajo su dirección fueron un completo y total éxito ya que nunca le importo sacrificar incontables noches para responder al llamado del deber sirviendo a pacientes, familiares y amigos.
Encontró a su alma gemela a los 17 años de edad y luego de 09 años de noviazgo, se casó con Glenda el 10 de Enero de 1992. Producto de ese amor, nacieron sus 03 hijos los cuales él mismo ayudo a traer al mundo. Les enseñó que no hay nada más satisfactorio que servir y compartir con el prójimo. Junto a su esposa, les inculcaron los más altos valores religiosos, morales y profesionales.
Sus tres grandes pasatiempos fueron: compartir con su familia y amigos el fruto de su arduo e incesante trabajo; la música, de la cual tenía un amplio conocimiento y coleccionar toda clase de antigüedades y artículos de bronce; pues apreciaba el arte de una manera muy peculiar.
Las personas que lo conocieron son testigos de que esto es solo una pequeña parte de su vida y que el resto está esparcido en cada uno de ellos en forma de experiencias que compartieron junto a él. Ahora es el momento de que duerma el sueño eterno en los brazos de nuestro creador. Descanse en paz nuestro amado esposo, padre, hermano, colega y amigo Dr. Salvador Castro.
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